Cuando vamos a pedir un préstamo, es un momento importante, en el que hay que calcular la cuota de tu préstamo muy bien y tener en cuenta muchos aspectos. Ya que esta decisión puede que marque el resto de tu vida.

Después de haber visitado varias entidades y comparar el mejor préstamo que pueden ofrecerte, es muy importante fijarse y elegir bien la financiación, para realmente ahorrarnos dinero y conseguir la mejor oferta. El error que casi todo el mundo comete es el de elegir una cuota demasiado baja.

Cuando elegimos una cuota demasiado baja, alargamos más el tiempo de devolver el dinero, por lo que estamos generando más intereses, y al final podemos acabar pagando más de lo que esperábamos.

Es cierto que no se debe elegir una cuota que ponga en peligro la estabilidad financiera del hogar. Hay que ser consecuente con el caso personal de cada uno: tipo de contrato, seguridad laboral, ahorros, familiares que puedan ayudar… Por todo esto, lo más recomendable es intentar pagar lo mínimo en intereses, es decir, acortar el tiempo de devolución, asumir una cuota un poco más alta.

¿Cómo me aseguro de elegir lo correcto?

Una de las decisiones más difíciles de tomar es saber qué cantidad exacta debo pagar. Se puede tener en cuenta para decidirse la regla del endeudamiento, que sería el porcentaje de ingresos que debes destinar al pago de los préstamos personales, más los intereses. Según expertos, lo ideal es no dedicar más del 30% o 40% de lo ingresamos al reembolso de deudas. Esto nos permite tener mayor flexibilidad en el caso de que existiera otra deuda.

¿Cómo puedo negociar con la entidad financiera una rebaja del coste del préstamo?

  • Cuanto mayor solvencia tengas, más fácil te va a suponer conseguir una rebaja. También se puede aumentar las garantías de pago con un aval.
  • Cuantos más productos financieros tengamos contratados con la entidad menor será el coste del préstamo.